google.com, pub-4482738882407793, DIRECT, f08c47fec0942fa0 google.com, pub-4482738882407793, DIRECT, f08c47fec0942fa0 GALLISTICA MUNDIAL: mayo 2025

viernes, 23 de mayo de 2025

¿Por qué no prosperan las galleras en Jinotega?

¿Por qué no prosperan las galleras en Jinotega?

Les guste o no, esto hay que decirlo: en Jinotega no hay una gallera digna, sólida, respetada y sostenible. Han existido algunas con condiciones mínimas, pero una buena gallera, como se merece esta tierra gallística, no. Y lo más preocupante es que no es por falta de pasión ni de gallos, sino por la mentalidad destructiva de muchos de sus propios galleros.

En los últimos años, cada intento de levantar una gallera termina igual: con críticas, sabotaje, mala recomendación, boicots disfrazados de “opiniones”. Pareciera que en Jinotega abrir una gallera es casi una maldición. Y peor aún si la abre alguien con poca experiencia o que la vea como un negocio legítimo: ahí sí se sueltan todos los demonios.

El doble discurso

Hoy en día solo hay dos galleras activas: una informal y otra privada, propiedad de un gallero reconocido. Hace poco se celebró un derby internacional en esta gallera privada y, para mi sorpresa, muchos de los mismos que se quejan por pagar 50 córdobas en una gallera humilde, corrieron a pagar 200 sin reclamar.

¿Qué nos dice eso? Que el problema no es el precio, ni las condiciones del lugar. El problema es de actitud y de ego.

No se valora el esfuerzo del humilde

Cuando alguien humilde decide abrir su gallera, lo que recibe no es apoyo, es ataque. Muchos no valoran que esa persona ha invertido lo poco que tiene: su terreno, su tiempo, su trabajo, su familia, su fe. Y cuando por fin arma una jugada, hay quienes:

  • empiezan a boicotearla descaradamente, invitando a otros galleros a no asistir, o a irse a jugar a otras galleras, incluso más lejos, solo por dañar.

  • le piden una jugada al dueño, pero quieren quedarse con todo: la venta de la cerveza, la comida, las entradas, lo de la cancha...

  • y si el dueño no cede a sus exigencias, entonces lo denigran, hablan mal de su gallera, de su negocio, de su persona.

No hay consideración, no hay respeto, no hay conciencia. Solo ego y codicia.

Y todavía hay quienes se preguntan por qué no prosperan las galleras aquí.

¿Y entonces?

Si un dueño de gallera cobra 100 córdobas de entrada, lo mínimo es apoyarlo sin andar con resongos baratos. No está robando, está buscando cómo mejorar el sitio donde todos jugamos gallos. Porque si no hay ingresos, no hay mejoras, no hay jugadas, no hay gallera.

Y sin gallera, no hay gallística. Así de simple.

O cambiamos o nos hundimos

La gallística de Jinotega tiene historia, tiene buenos galleros, tiene buen material. Pero mientras sigamos destruyendo lo nuestro, hablando mal a espaldas, saboteando al que intenta, nunca vamos a tener una gallera decente ni un calendario regular de peleas.

La pregunta es: ¿vamos a seguir con esta mentalidad enana, o vamos a levantar cabeza de una vez por todas?

Porque ya basta de quejarse por todo y no aportar nada. Es hora de unirnos, de apoyar al que pone su granito de arena, y de respetar el lugar donde se honra al gallo y al gallero. Aunque sea humilde. Aunque no tenga nombre. Aunque no sea perfecto.

Jinotega merece una buena gallera.
Pero también necesita galleros que estén a la altura.

Tal vez alguien diga que es fácil criticar desde afuera, pero muchas veces es necesario mirar con honestidad para que esto pueda mejorar. No hace falta estar en cada jugada para saber cuándo las cosas no están bien. Lo que se necesita es valor para decirlo y amor por esta pasión para querer que cambie.


Reflexión final – GALLONICA

En Jinotega no hacen falta gallos… hacen falta galleros con visión, respeto y sentido de comunidad.
No se construye una gallera tirando al que intenta, ni se avanza cerrándole el paso al que sueña.

GALLONICA no defiende personas ni intereses particulares. Defiende la gallística como cultura, como legado, como arte.
Y desde esta trinchera escrita, seguiremos diciendo las verdades que duelen, pero que también pueden despertar.

Porque una buena gallera no se hace solo con dinero, se hace con unión.
Y si en Jinotega algún día queremos tenerla, primero tenemos que dejar de echarnos zancadillas entre nosotros.


martes, 20 de mayo de 2025

Los Circuitos Gallísticos en Nicaragua: No Todos Son Iguales

 Los Circuitos Gallísticos en Nicaragua: No
Todos Son Iguales

En Nicaragua, la gallística es más que una tradición: es cultura, pasión y, para muchos, una forma de vida. Sin embargo, no en todos los rincones del país se vive igual. Existen distintos circuitos donde se pelean gallos, y aunque el dicho “en todos lados hay buen gallo” suena bonito, muchas veces encubre realidades muy distintas.

Porque una cosa es tener un buen gallo…
Y otra muy diferente es criarlo, casarlo parejo y foguearlo de verdad.


📍 Circuitos que se ven en Nicaragua

Al recorrer las galleras de Estelí, Jinotega, Matagalpa, Chontales, León, Managua o Rivas, uno nota rápidamente que no todos los circuitos gallísticos tienen el mismo nivel ni el mismo enfoque. A continuación, los tres tipos más comunes:


🔴 1. Circuito Comercial: Ganar es el Negocio

En este tipo de circuito, lo que manda es la ganancia. Se juega seguido, se mueve dinero, y el objetivo es claro: ganar lo más que se pueda, como sea. Aquí los amarres se hacen con estrategia de ventaja, no de igualdad.

Características:

  • Se casan gallos con superioridad calculada (peso, descanso, edad).

  • Se oculta información del gallo rival.

  • Se usan gallos comprados o casteados por otros.

  • Se dan amarres amañados entre conocidos.

Aquí el respeto se mide en plata, no en nivel de combate.


🟡 2. Circuito Local o Recreativo: Gallos del Barrio

Este circuito es muy común en comunidades rurales o barrios donde la gallística es parte del día a día. Las casadas se hacen por amistad, sin mucha formalidad, y se juega más por orgullo o tradición que por dinero.

Características:

  • No siempre hay balanza ni juez.

  • Las peleas pueden ser desiguales.

  • Apuestas pequeñas o simbólicas.

  • Predomina el ambiente familiar o festivo.

Aquí lo que importa es el ambiente, no la competencia formal.


🟢 3. Circuito de Reto: Donde se Respira Nivel

Es el circuito más exigente y respetado. Aquí los galleros buscan enfrentarse con lo mejor, sin miedo a perder. Se cría para pelear, no para vender. Y se casan gallos parejos, con reglas claras y fogueo real.

Características:

  • Casadas limpias, con gallos bien pesados y descansados.

  • Se valora el casteo propio.

  • Se respeta al rival porque ofrece crecimiento.

  • Se viaja a buscar retos en otras plazas.

Aquí el que gana, lo hace con mérito. Y el que pierde, gana experiencia.


🤔 ¿Por qué importa el circuito?

Porque el nivel de un gallo no solo se mide por su genética, sino por el tipo de combate al que se expone. Un gallo criado para circuitos de reto vale más que uno que solo ha ganado en peleas disparejas.

Casar gallos parejos —como decimos en Nicaragua— es cuestión de honor. Es ahí donde se mide el casteo, el entrenamiento, la crianza y el respeto por el ave y por el rival.


🎯 ¿Y vos, en qué circuito estás?

  • ¿Sos de los que solo buscan ganar?

  • ¿Sos de los que juegan por costumbre?

  • ¿O sos de los que apuestan por el reto y el crecimiento real?

El futuro de la gallística en Nicaragua depende de los galleros que casan limpio, que no le huyen a los retos y que elevan el nivel de la competencia.


🐓 Conclusión

No todos los circuitos son iguales.
Y no todo el que gana tiene un buen gallo.

El prestigio no se compra, se gana criando y casando con seriedad.
Porque al final, lo que vale no es cuántas peleas ganaste…
Sino a quién le ganaste y cómo se casó esa pelea.

Cuando el peso estorba": una reflexión sobre soltadores y jueces sin condiciones

 Cuando el peso estorba": una reflexión sobre
soltadores y jueces sin condiciones

Por Gallonica

En el mundo del gallo de combate hemos defendido siempre la gallística como cultura, pasión y disciplina. Pero también creemos que cuando algo anda mal, hay que decirlo de frente, sin adornos. Hoy queremos hablar de un problema que muchos prefieren callar, pero que todos han visto: la presencia de soltadores y jueces en mal estado físico y sin el conocimiento necesario para estar dentro de un redondel.

¿De verdad están ayudando al gallo?

Muchos galleros se esfuerzan meses —incluso años— criando y preparando un gallo. Buena genética, alimentación cuidada, amarre serio, atención veterinaria. Pero todo ese trabajo puede irse por la borda en cinco segundos si el soltador no está a la altura.

Porque el soltador no es un ayudante cualquiera. Es el que marca el arranque. Es el que debe leer al gallo, sentirlo, entenderlo. No basta con tener fuerza en las manos: se necesita conocimiento sobre la especie, sobre el comportamiento del ave, sobre su visión, su respiración, su lenguaje corporal.

Un soltador que no sabe de biología aviar es como un mecánico que nunca ha leído el manual del motor que está reparando. Lo puede haber hecho “toda la vida”, pero si no evoluciona, si no se educa, su experiencia se convierte en obstáculo, no en ventaja.

Y si a eso le sumamos reflejos lentos, sobrepeso y torpeza… entonces, ¿quién está ayudando a quién? ¿Estamos soltando gallos o los estamos tirando a perder?

El juez también tiene que estar listo

En las graderías es común oír frases como: “¡Ese juez no vio nada!”, o “¡Qué lento ese gordo, ya el gallo estaba tocado!”. Y aunque suenen fuertes, muchas veces hay verdad detrás.

El juez es la figura de autoridad en el redondel. Debe tener la vista afilada, moverse con agilidad, saber leer una retirada, un toque, una ventaja técnica. Pero si el juez apenas se puede agachar, si se ahoga con tres pasos o si le tiemblan las manos al intervenir, ¿qué clase de justicia puede impartir?

El respeto no lo da la edad ni la barriga, lo da la preparación. Un juez que no estudia, que no entrena, que no se actualiza, está fallándole al gallo y al deporte.

Capacitación individual: una necesidad urgente

Esto no es un llamado institucional ni una propuesta. Es una necesidad real. Cada individuo que participa dentro del redondel —ya sea soltador o juez— debe tener la madurez y el compromiso de autocapacitarse, de formarse con base científica, de adquirir conocimiento verdadero sobre las aves y su manejo.

Ya no basta con decir “así me enseñaron” o “yo siempre lo he hecho así”. La gallística exige evolución. Y esa evolución no depende de decretos ni asociaciones, depende de la voluntad de cada uno por hacer las cosas bien.

Quien ama este arte, quien de verdad respeta a los gallos, tiene la obligación moral de prepararse. Porque ya no es aceptable seguir perjudicando animales por pura ignorancia o comodidad.

Conclusión

La gallística no es juego. Es pasión, es arte, es ciencia, y también es responsabilidad. Si amás los gallos, demostralo con preparación, con disciplina y con respeto. Y si tu cuerpo o tu conocimiento ya no te permiten estar en el redondel, hacé lo más digno: dejá el espacio a quien sí puede hacerlo bien. Porque un gallo vale más que el ego de un mal asistente.

Gallonica no está aquí para aplaudirle todo al mundo. Estamos aquí para decir las cosas como son, aunque incomoden. Porque solo así se mejora.

Los galleros de la jauría

 Los galleros de la jauría

Por Gallonica

Hay un tipo de gallero que no cría, no entrena, no invierte… ¡pero cómo habla! Se junta con su manada cada fin de semana, no para ver gallos, sino para masticar veneno como si fueran chicles de nicotina.

Les decimos la jauría. No ladran por gusto, ladran por envidia. Apenas termina una pelea, no importa quién ganó: ellos ya tienen la novela lista.

—"Ese gallo no era de él."
—"Le metió vitamina de la NASA."
—"Ese juez es amigo del primo del vecino del suegro del gallero."

Y ahí están, pegados unos con otros como gallinas en palo antes del temblor, rascándose el ego entre ellos y oliéndose la frustración.

Lo curioso es que estos personajes nunca tienen gallos propios en el redondel. ¡Ah! Pero saben más que el veterinario, el juez y el dueño del gallo juntos. Son expertos de la lengua, campeones del “yo hubiera…”

Si usted se encuentra con uno, no lo contradiga. Asienta con la cabeza, pida otro café y disfrute el espectáculo. Porque a veces, lo más divertido del redondel no está en el centro… sino en la banca, donde la jauría aúlla.

Y recuerde: el que no tiene gallos, tiene lengua… y a veces más larga que la de La Tula Cuecho.