¿Por qué no prosperan las galleras en Jinotega?
Les guste o no, esto hay que decirlo: en Jinotega no hay una gallera digna, sólida, respetada y sostenible. Han existido algunas con condiciones mínimas, pero una buena gallera, como se merece esta tierra gallística, no. Y lo más preocupante es que no es por falta de pasión ni de gallos, sino por la mentalidad destructiva de muchos de sus propios galleros.
En los últimos años, cada intento de levantar una gallera termina igual: con críticas, sabotaje, mala recomendación, boicots disfrazados de “opiniones”. Pareciera que en Jinotega abrir una gallera es casi una maldición. Y peor aún si la abre alguien con poca experiencia o que la vea como un negocio legítimo: ahí sí se sueltan todos los demonios.
El doble discurso
Hoy en día solo hay dos galleras activas: una informal y otra privada, propiedad de un gallero reconocido. Hace poco se celebró un derby internacional en esta gallera privada y, para mi sorpresa, muchos de los mismos que se quejan por pagar 50 córdobas en una gallera humilde, corrieron a pagar 200 sin reclamar.
¿Qué nos dice eso? Que el problema no es el precio, ni las condiciones del lugar. El problema es de actitud y de ego.
No se valora el esfuerzo del humilde
Cuando alguien humilde decide abrir su gallera, lo que recibe no es apoyo, es ataque. Muchos no valoran que esa persona ha invertido lo poco que tiene: su terreno, su tiempo, su trabajo, su familia, su fe. Y cuando por fin arma una jugada, hay quienes:
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empiezan a boicotearla descaradamente, invitando a otros galleros a no asistir, o a irse a jugar a otras galleras, incluso más lejos, solo por dañar.
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le piden una jugada al dueño, pero quieren quedarse con todo: la venta de la cerveza, la comida, las entradas, lo de la cancha...
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y si el dueño no cede a sus exigencias, entonces lo denigran, hablan mal de su gallera, de su negocio, de su persona.
No hay consideración, no hay respeto, no hay conciencia. Solo ego y codicia.
Y todavía hay quienes se preguntan por qué no prosperan las galleras aquí.
¿Y entonces?
Si un dueño de gallera cobra 100 córdobas de entrada, lo mínimo es apoyarlo sin andar con resongos baratos. No está robando, está buscando cómo mejorar el sitio donde todos jugamos gallos. Porque si no hay ingresos, no hay mejoras, no hay jugadas, no hay gallera.
Y sin gallera, no hay gallística. Así de simple.
O cambiamos o nos hundimos
La gallística de Jinotega tiene historia, tiene buenos galleros, tiene buen material. Pero mientras sigamos destruyendo lo nuestro, hablando mal a espaldas, saboteando al que intenta, nunca vamos a tener una gallera decente ni un calendario regular de peleas.
La pregunta es: ¿vamos a seguir con esta mentalidad enana, o vamos a levantar cabeza de una vez por todas?
Porque ya basta de quejarse por todo y no aportar nada. Es hora de unirnos, de apoyar al que pone su granito de arena, y de respetar el lugar donde se honra al gallo y al gallero. Aunque sea humilde. Aunque no tenga nombre. Aunque no sea perfecto.
Jinotega merece una buena gallera.
Pero también necesita galleros que estén a la altura.
Tal vez alguien diga que es fácil criticar desde afuera, pero muchas veces es necesario mirar con honestidad para que esto pueda mejorar. No hace falta estar en cada jugada para saber cuándo las cosas no están bien. Lo que se necesita es valor para decirlo y amor por esta pasión para querer que cambie.
Reflexión final – GALLONICA
En Jinotega no hacen falta gallos… hacen falta galleros con visión, respeto y sentido de comunidad.
No se construye una gallera tirando al que intenta, ni se avanza cerrándole el paso al que sueña.
GALLONICA no defiende personas ni intereses particulares. Defiende la gallística como cultura, como legado, como arte.
Y desde esta trinchera escrita, seguiremos diciendo las verdades que duelen, pero que también pueden despertar.
Porque una buena gallera no se hace solo con dinero, se hace con unión.
Y si en Jinotega algún día queremos tenerla, primero tenemos que dejar de echarnos zancadillas entre nosotros.