Los galleros de la jauría
Por Gallonica
Hay un tipo de gallero que no cría, no entrena, no invierte… ¡pero cómo habla! Se junta con su manada cada fin de semana, no para ver gallos, sino para masticar veneno como si fueran chicles de nicotina.
Les decimos la jauría. No ladran por gusto, ladran por envidia. Apenas termina una pelea, no importa quién ganó: ellos ya tienen la novela lista.
—"Ese gallo no era de él."
—"Le metió vitamina de la NASA."
—"Ese juez es amigo del primo del vecino del suegro del gallero."
Y ahí están, pegados unos con otros como gallinas en palo antes del temblor, rascándose el ego entre ellos y oliéndose la frustración.
Lo curioso es que estos personajes nunca tienen gallos propios en el redondel. ¡Ah! Pero saben más que el veterinario, el juez y el dueño del gallo juntos. Son expertos de la lengua, campeones del “yo hubiera…”
Si usted se encuentra con uno, no lo contradiga. Asienta con la cabeza, pida otro café y disfrute el espectáculo. Porque a veces, lo más divertido del redondel no está en el centro… sino en la banca, donde la jauría aúlla.
Y recuerde: el que no tiene gallos, tiene lengua… y a veces más larga que la de La Tula Cuecho.
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